Local reciente, en pleno Paseo del Espolón. Grandecito. Con terraza.... Hasta ahí todo bien. Somos animales de costumbres, y aún no habíamos entrado...
Pues un error. Entrar, digo. El bar es bonito. Quizá desangelado. Pero bonito. Y continuo con los "peros"... Ahí voy: Me dispongo a pedir. Me aburro. Cuando parece que me toca... pues no. No me toca. Una señora más guapa se me adelanta. Ok. Siempre hay caraduras, espabilados, listos y listillos. Pero ¡coño! es labor del camarero, ¿no?
Vaaale. Igual no. No pasa naaaada. Sigo esperando. David ya ha llegado a la mitad del periódico. Y sigo esperando. Pero vaya... también molestábamos. Otra camarera, casi nos estampa su bandeja (ok, soy exagerada, del mismo Bilbao, síp)... A lo que iba.... por lo visto estábamos en la zona "reservada a camareros" sólo que o me he quedado ciega o no estaba indicado...
Moraleja... David estaba a punto de terminar el periódico y coger el Marca... juassss... nop. No puede ser. Nunca más.
Horror. No recomendable.
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