Ya pasó. Ya pasó. Sí, por fin pasó. Terminó un año 2015, con
un balance de año tirando a negativo. Vaya… una mierda de año. Por muchas
cosas. Por demasiadas.
Año agridulce. Lo agrio ha ganado a lo dulce en cantidad,
pero no en calidad. Lo dulce ha sido tan tan tan dulce, que no puedo decir más.
Eso sí, es necesario el equilibrio... y ahí queda eso.
Así que mi balance 2015…. lo doy por positivo. Con algún que
otro “pero” y con muchas palabras que para mí definen lo dulce y lo agrio:
Tú. El autobús. Barrenkale. Mi casa. La tuya. Mi cuarto. El
nuestro. El coche que tuve. El coche que no tengo más. Lo que eso significa.
Chasco. Otro chasco. Torpezas. Gente torpe. Gente demasiado torpe. Mala gente.
Pero también buena gente. Un neumotorax. O dos. Susto. Los vuelos. Los no-vuelos.
Tabaco. No más tabaco. Kilos de más. Melones y melonas. Mi mandril preferido.
La súper varita mágica. Los viajes. 6000 kilómetros. Las estrellas y los
michelines. La ilusión. La desilusión. La mudanza. La no-mudanza. Los
polígonos. Y la poligonera. Las escapadas. Mi sofá incómodo. Tu súper sofá. El
mata-mata. La terrible gotera. Tu terrible gotera. Los puzles. El aburrimiento.
Los 80 años. Los 70. Mi hermana que no está. Mi sobrino al que veo poco. Mi
hermana que sí que está y los cabreos. Burgos. Bilbao. De nuevo el autobús. Y
de nuevo el coche. Y de nuevo tú.
¡FELIZ AÑO 2016!
¡FELIZ AÑO 2016!
No hay comentarios:
Publicar un comentario